miércoles, 16 de agosto de 2017


La escucha profunda y el habla bondadosa

Cuando la comunicación se corta, sufrimos. Y cuando nadie nos escucha ni nos entiende, nos convertimos en una especie de bomba que puede estallar en cualquier momento. La escucha compasiva resulta, por el contrario curativa...

Mucha gente ha perdido la capacidad de escuchar y emplear en su familia el habla bondadosa, hasta el punto de que hay veces en que nadie escucha a nadie.

No es de extrañar que en ocasiones nos sintamos, en nuestra familia, muy solos... Si de verdad queremos a alguien, conviene aprender a escuchar profundamente.

También necesitamos aprender a hablar bondadosamente. Hemos perdido la capacidad de decir las cosas de forma amable. Nos enfadamos con suma facilidad y nuestros comentarios se tornan amargos y duros. Pero mal podemos, en ausencia de la capacidad de hablar bondadosamente, recuperar la armonía, el amor y la felicidad.

Si quieres permanecer conectado con la compasión, debes ejercitar la inspiración y espiración atentas. Escucha sin dar consejos ni enjuiciar lo que oyes. Puedes decirte: "Estoy escuchando a esta persona porque quiero liberarla del sufrimiento", lo que se denomina escucha compasiva. Debes escuchar de modo tal que en ningún momento pierdas el contacto con la compasión, lo cual es todo un arte. Mal podrás seguir escuchando si mientras escuchas emergen en ti la irritación o la ira. Debes practicar de modo que, cada vez que afloren la irritación o la ira, sigas inspirando y espirando con atención sin que la compasión, por ello, desaparezca de tu interior. Es la compasión, precisamente, la que te permite escuchar al otro.

Independiente de lo que diga la otra persona, independiente de que su información esté equivocada, de que sus comentarios sean injustos o de que te culpabilice o te condene, sigue tranquilamente sentado inspirando y espirando.

Y en el caso de que creas que no puedes seguir escuchando de este modo, debes hacérselo saber a la otra persona. Quizás puedas decir entonces algo así como: " ¿Podríamos seguir con esto dentro de unos días? Necesito, para poder escucharte mejor, refrescarme".

Mal podrás, si no estás en buena forma, escuchar.

Practica, para recuperar la capacidad de escucha compasiva, el paseo meditativo, la respiración atenta y la meditación sentada.

 

(Texto extraído del libro "Felicidad" del autor Thich Nhat Hanh)